martes, 24 de marzo de 2015

Simplemente Torrijas.

Mi amada abuela

Toda una vida estaría contigo, no me importa en qué forma, ni dónde ni cómo...
pero junto a ti

Vamos contando sus años como logros conseguidos. Aplaudimos su estado al igual que restamos pequeñas capacidades en su día a día. 92 años llenos de fuerza, de trabajo, de risas y de llantos. Llenos de cabezonería, de su especial sentido del humor y de su ironía. 92 años, camino de 93 como ella presume, llenos de su voz, de sus consejos, de su presencia.

92 años...y me da tanto miedo.

No hay Navidad sin su sobrecitos de aguinaldo. No hay día de todos los Santos sin nuestra visita al cementerio, no hay verano sin sus rosas y no hay Semana Santa sin sus TORRIJAS.

Me gustan las tradiciones familiares pero, a la vez, me dan pánico. ¿Qué pasará cuando los protagonistas de estas tradiciones no estén en mi vida? 
Todo el mundo dice que debo estar preparada para la pérdida, preparada para despedirme, preparada para el final. Yo no sé cómo hacerlo.
Entrenar al corazón para que cuando llegue el momento las cosas duelan menos...¿es posible? Me siento incapaz.

92 años, treinta y cinco los mios a su lado y estaría... toda una vida.

Os dejo la receta que año tras año repetimos, no modifico ni una coma. Las tradiciones son para algo y cuando ella no esté la receta servirá para recordarla.


  • Una barra de pan del día anterior o una barra para torrijas
  • 3 huevos
  • 1 litro de leche
  • 1 rama canela
  • Piel de una naranja
  • Azúcar
  • Anís en grano
  • Aceite oliva
  • Canela molida
  1. En una cacerola hervimos la leche con la rama de canela, la piel de naranja, anís en grano (unos 15-20) y un par de cucharadas de azúcar (si os gusta más dulce podéis echar más)
  2. Cuando hierva apartamos del fuego, colamos y dejamos enfriar.
  3. Cortamos la barra en rebanadas
  4. En un bol mezclamos azúcar y canela molida para envolver después de fritas las torrijas.
  5. Para que el aceite no haga mucha espuma, en un bol echamos las claras del huevo, las batimos casi a punto de nieve y a continuación unimos las yemas y batimos.
  6. Ponemos una sartén con abundante aceite de oliva al fuego.
  7. Metemos las rebanadas en la leche, mojando bien con cuidado de no romperla.
  8. Lo rebozamos en el huevo y freímos hasta que dore.
  9. Las sacamos y posamos en papel absorbente para quitar el exceso de aceite y rebozamos en la mezcla de azúcar y canela.

martes, 10 de marzo de 2015

Salsa Brava. Pongamos que hablo de Madrid...

Salsa brava Cocinando espero




Hacía tiempo que no veía mi casa tan bonita. El invierno la tiñe de melancolía y tonos ocres pero, cuando el sol entra por las ventanas, es una casa súper alegre. Necesitaba volver a ver sus vivos colores con esta intensidad. El sol ha llegado, pero aún no he guardado mis botas de agua. Nunca se sabe!

Entran las ganas de tapeo, de cervecita fresca y de un vinito bien puesto. Todo esto se puede tener sin salir de casa, con las zapatillas puestas e incluso malos pelos y, sobre todo, con mínimo esfuerzo y con buenas recetas, como la que os traigo hoy.

Un día buscaba la receta de la salsa brava, pero no una cualquiera, si no la salsa brava típica de Madrid: sin tomate. La verdad es que encontré varias versiones, pero me quedé con la del El invitado de invierno en la cual hice unas modificaciones.

Así que si queréis podéis probar las dos versiones y oye!! sobre gustos...ya se sabe.


Salsa brava Cocinando espero



  • 150 ml aceite de oliva virgen extra
  • 60 gr harina
  • 4 dientes ajo grandecitos
  • 500 ml agua
  • 50 ml vino blanco
  • 1 + 1/2 cucharada de pimentón dulce
  • 1 pimienta cayena
  • Sal
Ingrediente secreto: sacar los cuernos al sol ;)
  1. Pelamos los ajos y en una sartén con el aceite caliente, no en exceso, doramos. 
  2. Machacamos la pimienta cayena y añadimos sin dejar en exceso para que no se quemen las pepitas.
  3. Añadimos el harina y removemos bien unos 3 minutos.
  4. Agregamos  el pimentón, mezclamos bien y añadimos el agua.
  5. Salamos bastante.
  6. Añadimos el vino. Movemos y cuando espese retiramos.
  7. Trituramos la salsa hasta que quede bien fina, rectificamos de sal y regamos las patatas.
¿Cómo consigo que las patatas no se quemen y queden blandas por dentro?

En los restaurantes de mis antiguos jefes tenían dos tipos de freidoras, la que pochaba y la que freía. Así siempre tenían montones de kilos de patatas preparadas para daerles el último toque en la freidora en el momento que las pidieran.

Como nosotros en casa no tenemos este aparato y quizá, como en mi caso, ni siquiera freidora, lo haremos de la siguiente manera.

  1. Pelamos las patatas cortamos en trozos grandes y salamos.
  2. En una sartén con abundante aceite de oliva a fuego bajo para que se hagan por dentro pero no se quemen por fuera.
  3. Cuando veamos que la patata está blandita subimos el fuego para que se dore. Y listo!!!
Cervecita fresca, pan crujiente y a mover los morros!! 

Os habéis fijado en la textura de esta salsa!??? Muerooooooo

Salsa brava Cocinando espero

Dedicado a mi madre y a mi abuela, por todo lo que me han dado y enseñado. Dedicado a mi Gordito por apoyarme en todo con lo que me ilusiono y ser tan agradecido con cada receta que hago. Os quiero

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